Palabras del catálogo realizado para la inauguración del Jardín de los Suspiros en la Universidad Carlos Rafael Rodríguez de Cienfuegos.
13 de febrero de 2001.
“Y el beso, que volaba tras la mano, rompiendo el aire se volvió suspiro”
Luis G. Urbina
Para quien ha transitado por la historia del arte desde los libros y en el aula como acercamiento fundamental, resulta atractivo y complejo a la vez, hablar de un proyecto artístico en los albores de un nuevo siglo, que, además, abre un nuevo milenio. Desde tres aspectos puede hacerse aún más complejo por cuanto este proyecto no es historia,, sino realidad presente, imbuida de toda la significación social con que una obra responde a su época, por otro lado y desde esta misma perspectiva, la conciencia de analizar una obra que puede encerrar dentro de sí los principales postulados estéticos de los últimos años del siglo XX y pudiera, sin saberlo o quizás sabiendo, hacer propuestas para nuevas posiciones artísticas que pudieran o no tener adeptos en las próximas décadas. Visto desde este ángulo, el proyecto a la vez que historia, para bien o para mal, habrá de tenerse en cuenta, en algún momento en que se analice la trayectoria de la escultura en Cienfuegos y quién sabe, la historia de la escultura en Cuba y el Caribe.